Quedarme todo el día en casa esperando una llamada es algo que odio con todo el alma. Si estoy sola, me da la sensación de que voy pudriéndome y deshaciéndome hasta convertirme en un líquido verdoso que es absorbido por la tierra. De mí sólo queda la ropa. Ésta es la sensación que tengo cuando me quedo todo el día en casa esperando una llamada.